Friday, November 16, 2007

Esporas mágicas (fragmento)

Árbol:
monumento majestuoso,
testigo silente,
vida verde,
amigo místico.

Chucao (Pablo Neruda)


Bueno...qué mejor que el Poeta diga algo acerca del chucao. Se le puede ver en el bosque nativo chileno y hay que tener un poco de fortuna pues es muy escurridizo. A veces he estado a 5 metros de uno de ellos y aún así me sorprende con su canto que atravieza el bosque. Es un sonido fuerte, que traspasa los "muros verdes" de ese lugar.
Un lugar para encontrarlo es en Parque Inglés, precordillera de Molina, Chile. Es un bello lugar para "conversar amistades" y "recorrer" historias personales.......Ahora el maestro:


Chucao
Scelorchilus rubecula
(Pablo Neruda)
Ay qué grito en las soledades!
Voy por los bosques, anchas hojas,
gotas de lluvias o cantáridas
y se hunden mis pies en el suelo
como en una esponja mojada:
es fría la sombra que cruzo,
frío el silencio y transparente:
no pasa nadie por aquí,
por este lado de la tierra,
por estas páginas del agua:
no hay pasajeros perdidos
ni caballos, la selva sola,
la emanación de la montaña:
su cabellera triturada:
sus infinitos ojos verdes
y el chucao lanza su lanza,
su largo grito desbordante:
él rompe con su grito de agua
mil años largos de silencio
en que sólo cayeron hojas
y las raíces ocuparon
como invasores este reino.
Alta tristeza errante, canto,
campana de las soledades,
oscura flecha del chucao,
único trino sobrehumano
en la humedad enmarañada
del Golfo de Reloncaví.

Tarde

Estuve sentado en la hierba
largos minutos con mi cara hacia el sol
que amarillo escondia su rostro
tras el límite lejano.
Entre flores blancas, pequeñas,
cerca de digitalicas varas
leía unos versos y cuentos mágicos,
buscando le esencia de todo.
La noche llegaba silente
sólo apurada por ráfagas frías
de viento del sur.
Silencio verde,
quietud aromática.
Las enredaderas miraban calladas
la puesta de sol.
Recité un poema
a alguien que estaba lejos
tras montones de espacios,
pero cerca, mirando hacia el sol.
Le dediqué unas palabras
hurtadas de libros mágicos
adornadas con la gracia del Poeta,
con su vasto concepto.
Regalé unos besos
que me abundan el alma
y escuché una voz a lo lejos
recibirlos sonriente.
Ya la luz me ha dejado
y en el campo de verde fachada
cada vida se aquieta,
cada flor se dormita
y todo se inunda
de nuevos sonidos.
Caminé lentamente
dejando mis huellas plasmadas
en la alfombra de pasto,
esquivando las flores
de vuelta a mi espacio.
Atrapé mil aromas
escondí mil visiones
en mi mente cautiva
para atesorarlas
y darlas sin precio.
Te daré mis vivencias
y mis cuentos
cada vez que lo pidas.
Para ti estos versos.

Thursday, November 15, 2007

Hombre culto

Hace unos días apareció un artículo en un diario de circulación nacional con el cual concuerdo plenamente. Hacía referencia a un discurso de Doris Lessing en el que ella describe la "desaparición" de la cultura.
En la actualidad, se evidencia una enorme carencia de base de lectura y formación humanista en nuestra educación. Antiguamente, cada persona debía conocer a los grandes escritores de su país y a los extranjeros, debía conocer sus obras, poder expresarse acerca de ellas en una conversación; debía ser capaz de dominar los más variados temas, la música, el teatro, la literatura, la historia. Los grandes clásicos de la literatura eran lectura obligada en la enseñanza de cada persona. Actualmente, los planes de estudio de las instituciones de educación básica, media y superior omiten por completo una base de lectura de los grandes pensadores de la antigüedad. En las escuelas no hay más interés en los alumnos por la lectura que el logro de una calificación.
Nuestros programas de formación profesional nos condicionan para la competencia, nos preparan para que seamos expertos en un tema e ignorantes de muchos otros, a tal punto que pocos pueden conocer la importancia de la cultura griega en nuestra sociedad, la belleza del Renacimiento, los autores del Trascendentalismo y tanto más.
Pocos o casi nadie fomentan la lectura de los clásicos; los libros gruesos y con aroma a "antiguo" se pierden en rincones de estanterías y se cubren de polvo, guardando las palabras de Shakespeare, Emerson, Carlyle, Balzac, Tolstoi, Dickens, Withman y otros en sombríos claustros olvidados.
El hombre culto ya no existe. Si quedaran sobrevivientes de épocas pasadas en nuestros abuelos o bisabuelos, qué interesante sería conocerlos profundamente, escucharlos, imitarlos. Nuestra cultura se sume cada vez más en costumbres simplistas, vanas, irrelevantes en el tiempo, carentes de valores y centrada en el culto a la imagen y al deleite de los sentidos unicamente.
Nos es necesario inculcar el retorno a la lectura en nuestros jóvenes, pero un regreso por placer, por la sola hermosa experiencia de disfrutar de cada página.
Actualmente, todos condicionados e invadidos por medios de comunicación masiva que imponen imágenes y conceptos ante nuestros embotados sentidos, no somos capaces de salir de esa vorágine y tomar un respiro intelectual. Necesitamos nutrirnos de lo antiguo, de lo clásico. Necesitamos volver a mirar en los libros lo que esta sociedad actual nos está vedando: la cultura.

Confianza en sí mismo (R.W. Emerson)


Entre los trascendentalistas, Emerson destaca por sus palabras de aliento al alma. Su mensaje es fuerte, atravieza conceptos y marca ideas. Leer sus textos, en especial sus ensayos, constituye una aventura. A veces los leo y encuentro allí los mismos pensamientos que a diario experimento en mi vida. Me dice lo que, muchas veces, yo digo. Me identifico con él.


Aquí algunas de sus líneas extraídas del ensayo "Confianza en sí mismo".



Un hombre debe portarse en presencia de toda oposición como si cada cosa fuera titular y efímera para él.
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Cuando mi genio me llama
evado a padre y madre y esposa y hermano.
Escribiría sobre la puerta
"capricho".
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Lo que debo hacer es todo aquello que me concierne,
no lo que la gente piensa.
Esta regla, igualmente ardua en la vida real e intelectual,
puede servir para la entera distinción entre la grandeza y la bajeza.
Eso es lo más difícil, pues siempre encontrarás a aquellos
quienes creen conocer tu deber mejor que tu mismo.
Es fácil vivir en el mundo de acuerdo a la opinión del mundo;
es fácil vivir de acuerdo a la nuestra en la soledad;
pero un gran hombre es aquel que en medio de la muchedumbre
mantiene con perfecta dulzura la independencia de la soledad.