Thursday, November 15, 2007

Hombre culto

Hace unos días apareció un artículo en un diario de circulación nacional con el cual concuerdo plenamente. Hacía referencia a un discurso de Doris Lessing en el que ella describe la "desaparición" de la cultura.
En la actualidad, se evidencia una enorme carencia de base de lectura y formación humanista en nuestra educación. Antiguamente, cada persona debía conocer a los grandes escritores de su país y a los extranjeros, debía conocer sus obras, poder expresarse acerca de ellas en una conversación; debía ser capaz de dominar los más variados temas, la música, el teatro, la literatura, la historia. Los grandes clásicos de la literatura eran lectura obligada en la enseñanza de cada persona. Actualmente, los planes de estudio de las instituciones de educación básica, media y superior omiten por completo una base de lectura de los grandes pensadores de la antigüedad. En las escuelas no hay más interés en los alumnos por la lectura que el logro de una calificación.
Nuestros programas de formación profesional nos condicionan para la competencia, nos preparan para que seamos expertos en un tema e ignorantes de muchos otros, a tal punto que pocos pueden conocer la importancia de la cultura griega en nuestra sociedad, la belleza del Renacimiento, los autores del Trascendentalismo y tanto más.
Pocos o casi nadie fomentan la lectura de los clásicos; los libros gruesos y con aroma a "antiguo" se pierden en rincones de estanterías y se cubren de polvo, guardando las palabras de Shakespeare, Emerson, Carlyle, Balzac, Tolstoi, Dickens, Withman y otros en sombríos claustros olvidados.
El hombre culto ya no existe. Si quedaran sobrevivientes de épocas pasadas en nuestros abuelos o bisabuelos, qué interesante sería conocerlos profundamente, escucharlos, imitarlos. Nuestra cultura se sume cada vez más en costumbres simplistas, vanas, irrelevantes en el tiempo, carentes de valores y centrada en el culto a la imagen y al deleite de los sentidos unicamente.
Nos es necesario inculcar el retorno a la lectura en nuestros jóvenes, pero un regreso por placer, por la sola hermosa experiencia de disfrutar de cada página.
Actualmente, todos condicionados e invadidos por medios de comunicación masiva que imponen imágenes y conceptos ante nuestros embotados sentidos, no somos capaces de salir de esa vorágine y tomar un respiro intelectual. Necesitamos nutrirnos de lo antiguo, de lo clásico. Necesitamos volver a mirar en los libros lo que esta sociedad actual nos está vedando: la cultura.

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