Estuve sentado en la hierba
largos minutos con mi cara hacia el sol
que amarillo escondia su rostro
tras el límite lejano.
Entre flores blancas, pequeñas,
cerca de digitalicas varas
leía unos versos y cuentos mágicos,
buscando le esencia de todo.
La noche llegaba silente
sólo apurada por ráfagas frías
de viento del sur.
Silencio verde,
quietud aromática.
Las enredaderas miraban calladas
la puesta de sol.
Recité un poema
a alguien que estaba lejos
tras montones de espacios,
pero cerca, mirando hacia el sol.
Le dediqué unas palabras
hurtadas de libros mágicos
adornadas con la gracia del Poeta,
con su vasto concepto.
Regalé unos besos
que me abundan el alma
y escuché una voz a lo lejos
recibirlos sonriente.
Ya la luz me ha dejado
y en el campo de verde fachada
cada vida se aquieta,
cada flor se dormita
y todo se inunda
de nuevos sonidos.
Caminé lentamente
dejando mis huellas plasmadas
en la alfombra de pasto,
esquivando las flores
de vuelta a mi espacio.
Atrapé mil aromas
escondí mil visiones
en mi mente cautiva
para atesorarlas
y darlas sin precio.
Te daré mis vivencias
y mis cuentos
cada vez que lo pidas.
Para ti estos versos.
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