Caro, Vivi, Vero, Angela, Cami y Gonza
Descubrí
unas vidas creciendo,
árboles jóvenes
en medio del mundo.
Me enlacé a sus historias
y me enredé entre sus ramas.
Escuché la savia correr
por sus venas inquietas.
Observé
sus miradas buscando,
consultando a la vida
entre muros antiguos,
bajo techos de años.
Viajé con su aire,
volé por su espacio
con sus alas fuertes.
Mezclé mis raíces
con las de cada uno
y crecí con su fuerza.
Me sorprendió
su fortaleza,
la profundidad de sus ojos,
su decisión de crecer
entremedio de piedras.
Me conmovió
su ser espontáneo,
sus risas
como hojas cantando
en medio del viento.
Aprendí
su espontaneidad
liberada de adentro
como esencia escondida
que emana.
Bebí de sus copas
el néctar esquivo
de la libertad
y encontré entre sus voces
mensajes que quize escuchar.
Compartí de sus tiempos
instantes inmensos
como campos sembrados,
días que fueron
como ráfagas
y en silencio
escuché sus historias.
A veces
quisiera que todo
se quedara tal cual
como el agua hecha hielo
y el tiempo
no transcurriera tan rápido.
Toda mi vida
he estado buscando
tesoros secretos
que nutran mi alma
y me maravillen
y ahora,
cuando estaba ocupado
mirando hacia el mundo,
aparecen de pronto
y me sorprenden.