Friday, October 08, 2010

Magnolia

Tu vestido rosado
exquisito
imperceptiblemente aromático
lo encontré en la mañana
entre hojas verdes.
Muy cerca tuyo
el Ciprés te miraba
extasiado
como si fueras el Sol
que lo alimenta.
Tal vez él temía
que te marchases
con tu belleza
y tu faz de princesa
desde el jardín.
Más allá los Jacintos
platicaban secretos
acerca de ti.
Creo que envidian
tu elegancia.
Yo te contemplo
desde una esquina de mi jardín
y tu sólo te mueves
y bailas tan fina
con la brisa, en la tarde.
Porcelana rosada,
seis cabellos petálicos
en la cima de tus ramas.
¿Quién se lleva tu néctar?
¿Dónde viaja tu polen?
Me enseñaron de ti
que has vivido milenios,
que hablas el idioma del viento
y que todos te miran.
Miras al Sol
y tu velo rosado
sólo te viste por tiempos.
Magnolia, bella dama
princesa vegetal,
señora admirada,
suave perla
entre verdes cojines.
Hoy pasé junto a ti
y me detuve a tocarte,
te miré fijamente
y me alegré de tenerte
cerca de mi alma,
junto a mis ojos,
en el jardín de mi vida.