Sunday, September 04, 2011

Recuerdos

Cuando llegue al final de mi vida
miraré a los niños
y aprenderé más de ellos.
No recuerdo tal paz en mi vida
que la que viví en la niñez.
Usaba una rosa roja
en la solapa de mi uniforme
y me sentaba a leer
bajo la Sequoia gigante
entre las hortencias azules
de mi abuela-madre Mercedes.
Su jardín era mi mundo.
Mi vida giraba
en torno a la felicidad.
Mis ojos veían el mundo
mágico y nuevo
que llegaba a mi mente.
Mi abuelo Luis charlaba tranquilo
sentado en su silla de mimbre
y tarareaba canciones antiguas.
Yo le escuchaba.
Mi tia abuela Juanita
cocinaba exquisito
y las pláticas interesantes
con el Tío Bernardo
las extraño.
Cada día que pasa en la vida
es una experiencia,
una pieza más para armar,
pero nada compara
con aquellos minutos vividos
como si fuesen eternos
mientras corría por el mundo
con los ojos de niño.

1 comment:

magnoliadeacero said...

Ojalá una parte de nosotros de vez en cuando, mirara la vida con ojos de niño.
Un abrazo profe :)