De cuando en cuando
nos encontramos en el camino
con seres transparentes
a traves de los cuales
vemos la inocencia de la naturaleza humana.
La fortaleza interior
no necesariamente se viste
de rudeza y rusticidad.
Notemos su alegría,
desbordante como un río,
empapándonos, contagiándonos.
Percibamos su convicción...
pues nos hablan de todo.
Descubramos la razón de su humildad.
Nos motivan
y dejan huellas en nuestra mente.
No les preguntamos,
sus palabras nos responden todo...
No les pedimos consejo,
les imitamos.
Están allí, esperan por nosotros...
sólo debemos estar atentos
pues si no los vemos...
los perdemos.
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